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viernes, 24 de febrero de 2012

Observo el cielo y pienso, como algo tan lejano puede ser el centro de un universo. Constelaciones distribuidas por cada centímetro cuandrado de superficie ambrienta de luz y  abarrotada de oscuridad.
El silencio reina en cada valle ausente de la injusticia de los pecadores, ya que en ellos, las cosencuencias de dolor medioambiental, no son presentes.
La luz predomina en cada gasolinera aislada de los campos abiertos; los coches, sedientos de potencia, repuestan cada minuto para poder seguir a la estrella más alta, a la que más brille, aunque más tarde se den cuenta de que ese nunca debió de ser su camino.
Pasan las horas y deseas poder volver a ver el sol una vez más porque sabes que cada amanecer sería como la primera vez.
Prisioneros de la noche, os escribo, y os informo también de que es la hora de amanecer, de que la noche os liberó hace más de lo que pensabais y de que ninguna estrella alta o baja, os deve marcar el camino.

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Gracias todos : )