Vistas de página en total

sábado, 30 de marzo de 2013

One boy- thousand fellings

Giré la cabeza hacia el momento en el que el viento decidió retirar los recuerdos del medio. Giré la cabeza  para escapar del beso que me condenaría a ser prisionera por cadena perpetua de ti. Huí hasta el instante en el que te olvidaste de mi, de mis abrazos, de mis tirones de pelo; de todas y cada una de las tardes que pasamos. He lavado mi cerebro unas doce mil veces en esa famosa lavandería de la ciudad, con el detergente que dicen que todo lo borra, y aun así sigo teniendo pesadillas por las noches, pensando en cómo de diferente sería todo si todavía fuésemos uno.

sábado, 16 de marzo de 2013

Im so tired of getting hurt

< No creo que las personas seamos malas. No creo que haya gente mejor que otra, ni que la violencia venga de familia. Le hecho la culpa a esta sociedad des-estructurada que nos rodea. A estos problemas. Al ruido de los coches y de las guerras. A los estúpidos vídeo juegos que nunca entenderé. Porque, todo el mundo es bueno, hasta que demuestra ser todo lo contrario. >


sábado, 2 de marzo de 2013

Recité la frase más bonita que me permitió mi absurdo vocabulario. Una frase sin pies ni cabeza, tan estúpuda como aquella incómoda situación. Supuse que encontraría alguna forma para decirte que lo sabía todo, que te vi con ella, abrazados, tal y como nosotros solíamos hacerlo aquellas tardes de jueves. Me paro en este renglon para decirte lo que nunca pude, lo más doloroso de esta trágica novela romántica. Solía pensar que siempre hay tiempo para cumplir los sueños de cada persona, pero somos tantos ilusos en este mundo materialista que nos encerramos en -aparentemente bonitos e inofensivos- sueños comunes, sueños que en la mayoría de los casos no son lo que queremos, ese fue mi problema; yo no quería ser sirvienta del mismo cabrón toda la vida, no quería perdonar los cuernos y seguir adelante, como si nunca hubiese sucedido nada. No. Quiero vivir en algún lugar lejos de ti, respirar por mi misma, sin depender de nadie, viajar, leer libros de un amor inexistente, beber todo tipo de té, tener mis propias reglas; reglas que dictaminen ordenes de alejamiento para todos los hombres como tu contra todas las inocentes señoritas del mundo que ven mis ojos.