Las penas se me van aplacando las oleadas, como los cigarros apretándose en los ceniceros repletos de agua de todas las terrazas en las que compartimos besos con gusto a vino, viciosos por partida triple. Empiezo a habituarme a ser la niña de tus ojos, la que se refleja en tus gafas de sol, en lunas azules, a ser tu mano izquierda en callejones y a llenarte los margenes de anotaciones..
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Gracias todos : )