Hoy aventurera, camino por la costa, mojando mis pies con cada ola. Los tropiezos me enseñaron a saber donde pisar. La esperanza sigue abandonada en el fondo del cajón en el que la dejé. Me arrodillo y siento el latir del mar rebuelto ante mis lágrimas, lo acaricio en un fallido intento por calmar su rabia. Suspiro, nisiquiera siento la sal del agua en mis heridas, ni tampoco el frio en mi piel. El unico dolor es no poder echar de menos a nadie, porque nunca tube a alguien el suficiente tiempo como para ahora necesitarle. Miro al cielo y contemplo a cada gota caer me siento en la orilla y espero a que la tormenta cese puesto que nunca aprendí a bailar sobre la lluvia.
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Gracias todos : )