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jueves, 29 de marzo de 2012

Hace tiempo que decidí encerrar mis pensamientos en una caja, una de estas feas, simples, de cartón marrón pobre, que con solo una lágrima se desbanecería. Para que más, total, solo son pensamientos ¿no?
En cambio, a lo largo de los años me he dado cuenta de que guardar los pensamientos conlleva a un acumulo de rabia, impotencia y ganas de gritar, que no compensan. Que entre todos los insultos que guardaste, los te quiero que coleccionaste y demás cromos, no dejaste en tu cabeza lugar para las cosas importantes. He decidido dejar de pensar en otra cosa que no sea en mi y en mi gente, en decir lo que me salga en cada momento, aunque luego me arrepienta de ello, en tirar la mugrosa caja a la basura y limpiar los restos.

2 comentarios:

Gracias todos : )